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Máximo Thomsen fue condenado a prisión perpetua este lunes por el homicidio de Fernando Báez Sosa, junto con Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ciro y Luciano Pertossi. Al momento de escuchar la sentencia, el joven rugbier se quebró, se descompuso y cayó abruptamente en su asiento, mientras era asistido por los agentes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB).

“Esto es una mentira, echen a los periodistas, no me importa más nada”, dijo Rosalía Zárate, madre del joven, que pidió que un médico lo asistiera. La jueza María Claudia Castro advirtió la situación y decidió suspender momentáneamente la lectura. «Por favor, acérquese doctor; retírenlo para que reciba asistencia«, se escuchó decir a la magistrada en la transmisión oficial de Youtube

Mientras Thomsen salía de la sala, el Tribunal Oral Criminal N°1 de Dolores también decidió condenar a Ayrton Violazz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi a 15 años de prisión luego de considerarlos partícipes secundarios del asesinato ocurrido en enero de 2020 en la ciudad de Villa Gesell.

El duro mensaje de la joven que le hizo RCP a Fernando, luego de la sentencia: «Lloren ahora, basuras»

Thomsen era el principal acorralado por las pruebas científicas y el testimonio de los testigos. También era sindicado como el «cabecilla del grupo» y la querella lo había definido de la siguiente manera: «es el líder de la manada» y «el general que espera a que sus soldados lleven adelante la maniobra».

“Máximo Thomsen y Ciro Pertossi estuvieron en todo momento atacando a la víctima”, dijo el Tribunal y los condenó a perpetua al igual que los otros tres imputados. En ese momento, se desvaneció.

A lo largo del proceso, al deportista oriundo de Zárate se lo vio pasar del famoso «pacto de silencio» a las lágrimas dentro de la sala y frente al Tribunal, siendo el segundo en declarar. En los videos, se lo observó dentro del boliche Le Brique de Villa Gesell pasándose el dedo índice por debajo de su cuello y señalando a Fernando. Después se lo ve ser expulsado del local inmovilizado entre dos patovicas pero ofreciendo una feroz resistencia

Múltiples testigos dijeron que golpeó a la víctima considerando que lo hacía «con saña» e “intención de matar”.  Además, fue visto alejarse con la camisa abierta tras la agresión, y después fue él quien inculpó a un inocente –Pablo Ventura-, que estaba a cientos de kilómetros, como autor del hecho. 

Días antes de conocerse la sentencia, Thomsen solicitó ser asistido por una psicóloga en el Penal N°6 de Dolores, ya que esperaba un potencial fallo desfavorable.

El día que Thomsen se quebró ante el Tribunal

«Los Demoledores», nombre del grupo de Whatsapp que integraba, tenían un historial de violencia comprobado en la localidad bonaerense de Zárate. Desde antes del homicidio de Báez Sosa ya habían sido definidos como «miembros de un grupo muy violento» y vecinos y conocidos expresaron que se habían registrado otras peleas con heridos donde ellos -Máximo y otros de los imputados- eran protagonistas. 

Incluso, durante el inicio de las audiencias del juicio, se viralizó un video suyo en el cual se aprecia los indicios de la fuerza que ejercía y poseía al golpear una bolsa de boxeo. El clip lo muestra pegándole fuertemente a la bolsa durante un entrenamiento, aunque no trascendió la fecha del mismo y en ningún momento fue incluido como material de prueba.

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Ese joven, condenado este lunes por “homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas” junto a otros siete amigos, volvió a quebrarse ante el Tribunal de Dolores. Lo había hecho al brindar sus últimas palabras en los alegatos finales, donde pidió perdón a Silvino y Graciela, padres de Fernando, y manifestó: «Jamás hubiese pensado que algo así iba a pasar, jamás tuve intención; ojalá pudiese volver el tiempo atrás y revertir todo esto, pero no podemos, sé que las disculpas a veces no alcanzan».

La primera vez que «Machu» -tal como lo llaman sus amigos- habló fue cuando su madre prestó declaración. Primero escuchó atentamente las palabras de María Paula Cinalli, madre de Blas -otro de los imputados- y empezó a llorar. Luego fue el turno de su madre, que contó que tras el hecho «se quedó sin trabajo y obra social» y había «enfermado de cáncer». «No puedo más, no puedo seguir sobrellevando esto, cada día es peor», dijo la mujer.

Thomsen no aguantó y pidió testificar. A partir de allí relató su visión de cómo ocurrieron las cosas aquel 18 de enero de 2020. «Alguien de repente me empieza a asfixiar con una presión. Cuando me voy por el pasillo siento que me pegan dos piñas en las costillas«.

Luego sostuvo que afuera del boliche vio que sus amigos se estaban por «meter en una pelea con gente desconocida», intervino, volvieron a golpearlo y ahí pegó «una o dos patadas» pero «sin intención de matar a nadie». También descartó «ser el líder» del grupo y que no supo hasta mucho después que el chico al que golpearon había muerto.

La querella y la Fiscalía desestimaron desde un primer momento lo declarado por él, señalando que no se correspondía con la evidencia. En los alegatos, sostuvieron que todo se originó por un «incidente menor» dentro de Le Brique y el enojo de los rugbiers fue por haberse metido con su cabecilla, acorde a uno de los testigos: «Bidonde lo reconoció como el líder y al ser agredido el líder es que se organizan para matar a Fernando«, parafraseó el fiscal Juan Manuel Dávila.

Máximo Thomsen, condenado a cadena perpetua

Thomsen era, de los ocho acusados, el más mencionado durante las audiencias en los Tribunales de Dolores por el crimen de Fernando. Psicólogos consultados por PERFIL explicaron que presenta “rasgos compatibles con la psicopatía”, con características como “imponerse sobre otro”, “no sentir culpa” y “sobresalir del resto” a cualquier costo.

El detenido de 23 años fue quien le dio la patada final en la cabeza a Fernando y que le habría causado «un paro cardíaco producido por shock neurogénico debido a un traumatismo de cráneo», según figura en la causa.

Máximo Thomsen, principal acusado por el crimen de Báez Sosa 20230116

Todos los videos de las cámaras de seguridad y de testigos que filmaron lo ubican en la escena del crimen. Esa patada mortal ocurrió cuando estaba «de rodillas sobre el suelo» y supuestamente dijo a viva voz: «Quedate tranquila que me lo voy a llevar de trofeo», acorde al expediente.

Las pericias corroboraron que la víctima tenía marcada la zapatilla del rugbier en la cara, y a su vez el calzado tenía sangre de Fernando. Horas después del crimen fue a comer a un local de McDonald’s con Lucas Pertossi como si nada hubiese pasado. 

«Se ve como Thomsen le pega a Fernando», había dicho también la Fiscalía durante la lectura de alegatos. «Hubo 23 testigos presenciales del hecho, tenemos prueba pericial de Thomsen, como ser la zapatilla» que quedó plasmada en el rostro de Fernando Báez Sosa.

FP CP

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