El pasado 2 de enero inició el juicio que investiga el crimen de Fernando Báez Sosa en los Tribunales de Dolores, lugar al que los padres de la víctima llegaron con su abogado, Fernando Burlando. Veintiséis años atrás, el letrado había arribado al mismo sitio pero con otro rol: defensor de «Los Horneros», la banda que participó del secuestro y asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas.
Burlando junto al Dr. Juan Martín Cerolini representaron a Horacio Braga, Sergio González, José Luis Auge y Héctor Retana, conocidos popularmente como «Los Horneros» ya que provenían de la localidad de Los Hornos, en La Plata.
Tras cuestionar la legitimidad de lo actuado durante el juicio oral, los abogados habían pedido que se absuelva a sus clientes del delito más grave por el cual se los imputaba, «homicidio doblemente calificado». Para ello, la estrategia se basó en señalar a los cuatro como víctimas del ex comisario de la Policía Bonaerense Gustavo Prellezo, quien efectuó los dos disparos que ultimaron al reportero de revista Noticias.
Prellezo fue el eslabón que vinculó el atroz asesinato de Cabezas con el empresario postal Alfredo Yabrán, que no permitía a los medios sacarle fotos. El fotógrafo consiguió las primeras imágenes públicas de él en en la playa, en el verano de 1996 y, en 1997, cuando estaba realizando la cobertura de la temporada en Pinamar apareció asesinado de dos disparos y su cuerpo calcinado dentro del auto, que utilizaba con su compañero Gabriel Michi.
Según consta en la investigación, el ex comisario fue contactado por Gregorio Ríos, jefe de Seguridad de Yabrán, ya que el empresario le había pedido pasar un «verano tranquilo», sin periodistas ni fotógrafos. Prellezo contrató a «Los Horneros» para hacer el trabajo sucio.
Burlando y Cerolini apuntaron a convencer al tribunal de que ellos fueron engañados por Prellezo, que también había recibido ayuda de otros policías para «liberar la zona». La teoría decía que el policía los llevó a la costa «para hacer un apriete«, pero después él cometió un asesinato.
La defensa de Burlando fue noticia en varios momentos y también fue calificada como «audaz». Por ejemplo, llamó a Retana y Auge «testigos privilegiados» del crimen y, a Braga y González, «instrumentos de Prellezo». «Fueron las otras víctimas de este caso, como José Luis Cabezas pagó con su vida, ellos pagaron con su libertad«, fue otra de las frases que señala la cobertura del caso en esa época.
La condena de «Los Horneros» y la exposición de Burlando
Finalmente, el 2 de febrero de 2000, Braga, González, Auge y Retana, fueron condenados a cadena perpetua por «sustracción de persona agravada por la muerte de la víctima en concurso ideal con homicidio simple«, junto con Prellezo, Ríos y los otros policías Sergio Camaratta y Aníbal Luna.
Por el lado del abogado, se instaló en los medios como un actor importante del derecho penal luego del juicio y también trabajó en otros casos resonantes, como las defensas de Alfredo Pesquera, acusado en el caso de la muerte del cantante de cuarteto Rodrigo Bueno, y de la «falsa» médica Giselle Rímolo, entre muchos otros. Debido a su personalidad y contacto, también se abrió paso como ningún otro letrado lo hizo dentro de la farándula argentina.
Actualmente, participa del caso por el asesinato de Fernando Báez Sosa, por el cual Burlando se ofreció ad honorem para representar a la familia de la víctima en el proceso que juzga a los ocho rugbiers. «Las pericias nos aclaran la participación de los imputados en un hecho que son responsables todos, incluso los liberados«, había comentado desde el primer momento.
En mayo de 2022, cuando se estrenó el documental «El fotógrafo y el cartero: El crimen de Cabezas», Burlando se refirió a su ausencia en la construcción del largometraje. «Cumplimos en un rol protagónico en el desarrollo de la investigación, en el día a día; fuimos parte de todas las elucubraciones que se hacían vinculadas a la teoría de la conspiración«, comentó en una entrevista con El Destape.
El letrado opinó que el caso de Cabezas «fue un antes y un después» en la importancia del periodismo en Argentina y sobre su labor en la defensa de «Los Horneros», concluyó: “Uno no debe ni enojarse, ni preocuparse, ni ponerse contento por, en definitiva, lo que ha sido el cumplimiento de un deber profesional. Es decir que después si hay comentarios o no, eso es parte de lo que normalmente la sociedad hace. Lo más importante es que año tras año no olvidamos a Cabezas”.
FP / ds
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