Exclusivo: cómo se gestó la «bajada» de Macri y el nuevo escenario para Juntos por el Cambio

El sábado 25 por la noche en el casamiento de María Eugenia Vidal, Mauricio Macri pasó parte de la noche contando que estaba muy metido en jugar al bridge. También con su otra pasión: el fútbol. Fue de los primeros en sacar a bailar a la diputada cuando comenzaba la fiesta. Se lo vio de muy buen humor. Incluso bromeando con Horacio Rodríguez Larreta sobre las candidaturas en la Ciudad, tomando con sorna la aspiración de Fernán Quirós. Se lo veía distendido. Cómodo. Y pasó parte de la noche charlando con el jefe de Gobierno y con Hernán Lacunza, su ex ministro de Economía y quien trabaja con Larreta y Vidal. 

Pero ya había avisado a comienzos de marzo: “Cuando vuelvo de Europa voy a anunciar mi decisión”. Antes de viajar a Francia e Italia, Macri le había expresado a un puñado de colaboradores que ya estaba decidido a dar a conocer qué haría este año. Y sería a fines de marzo, tal como había anticipado PERFIL el 11 de marzo pasado en su tapa. Finalmente hoy, con un video, anunció que no sería candidato a presidente.

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La mayoría de guiños que venían dándose se observaban en un mismo sentido: ser mentor de los precandidatos y apoyar a otros en las provincias. Incluso, ser una prenda para la unidad de Juntos por el Cambio, tal como hizo, por caso, en Tucumán, donde se involucró personalmente para que lleguen a un acuerdo el radical Roberto Sánchez (candidato a gobernador) y el intendente la capital tucumana, Germán Alfaro (del PJ no kirchnerista y hoy candidato a vicegobernador).

En sus reuniones reservadas dejaba relucir que, si bien no había tomado una decisión final, quería colaborar con el crecimiento de otra generación de dirigentes e impulsar a que JxC regrese al poder. A tal punto que, por caso, a su ex ministro de Justicia, y uno de sus abogados en las sombras, Germán Garavano, le había pedido que colabore con Larreta y con Patricia Bullrich.

Durante estos meses coquetear con una candidatura le permitió, en primer lugar generar expectativa y mantenerse en el centro de la política nacional. Eso, sumado a sus múltiples nexos en materia internacional, lo colocaron en el centro cada vez que elegía aparecer públicamente o dar a conocer posicionamientos sobre temas. Bastaba con un Tweet para generar repercusiones y opiniones.

El año pasado, antes de dejar su oficina sobre la Avenida Libertador – que cambió por otra ya que el dueño que se la prestó, un empresario santiagueño, tuvo problemas con la justicia – sostenía que iba a decidir no solo por la coyuntura política sino con su familia. Su mujer, Juliana Awada, pero sobre todo su hija Antonia, se opusieron desde el primer día a que vuelva a la Casa Rosada. Para el ex jefe de Estado siempre fueron una prioridad, en especial si le tocaba volver al poder gubernamental.

Otro dato que alentaba la idea de que podría desistir de una postulación por su Segundo Tiempo: la gran mayoría de sus asesores más cercanos venían sumándose a los equipos de Larreta, de Bullrich y de María Eugenia Vidal en sus carreras para la Casa Rosada.

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Por caso, Pablo Avelluto (ex ministro de Cultura), Jorge Faurie (Relaciones Exteriores), Hernán Lacunza (Economía), Guillermo Dietrich (Transporte) y Toto Caputo (Banco Central) vienen colaborando con Larreta.

Por su lado, Hernán Lombardi (Sistema de Medios), Dante Sica (Producción) y Federico Pinedo, ex presidente provisional del Senado, se sumaron a las huestes de la titular del PRO.

Además, el propio Lacunza colabora con Vidal y el exsecretario privado del expresidente, Darío Nieto, está trabajando con la diputada.

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En el video dejó definiciones. Cuando habló de abandonar liderazgos “mesiánicos” en el PRO lo leyeron como la primera crítica a Javier Milei, sin mencionarlo. Habló de “equipos” y de otro tipo de liderazgos. Los oídos del jefe de Gobierno se endulzaron. Esas palabras fueron similares a las que viene esbozando Larreta y que incluso dejó plasmadas en el primer spot donde anunció sus intenciones de competir por la Casa Rosada grabado en Santa Cruz.

A la vez, rápidamente Bullrich salió a plantear que la bajada se fortalecía su precandidatura. Un dato objetivo: si el expresidente jugaba, al compartir parte del electorado, la debilitaba objetivamente.

“Le dio el discurso a Horacio y la bajada política a Patricia”, analiza ante PERFIL uno de los legisladores del PRO más gravitantes del espacio.

Por ahora, nada indica que incline la balanza para alguno de los dos, y sigue alentando a Vidal a que crezca.

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Por su parte, los radicales aprovecharon para felicitarlo en las redes sociales. En especial los más cercanos a su figura y también aquellos que él viene escuchando con mayor atención. Desde el diputado Rodrigo De Loredo y el jefe del bloque de la UCR, Mario Negri, pasando por la senadora, Carolina Losada. 

Con todo, Macri no piensa abandonar su vocación política: se lo seguirá viendo, en campaña apoyando candidatos a gobernador – como en el caso de Mario Markic en Santa Cruz, Rogelio Frigerio en Entre Ríos o Ignacio “Nacho” Torres en Chubut- y no dejará de alzar su voz contra el kirchnerismo.

El viernes a la mañana, cuando se reunió a solas con Larreta en el Tenis Club Argentino, no discutió sobre candidaturas pero hicieron un repaso por las provincias y los jugadores que tenía el PRO. El ex jefe de Estado cree que será clave para el próximo presidente tener una liga de gobernadores que lo ayuden, a diferencia de cuando le tocó gobernar con apenas cuatro.

Eso sí: en ese encuentro fue lapidario con Sergio Massa y la marcha de la economía y vaticinó que, con estos niveles de inflación, el Frente de Todos tiene los días contados para salir del poder.

es / ds